La fecha de Navidad y su conexión con la Estrella de Belén nos vuelve a recordar anualmente el suceso cuyo fundamento astrológico es innegable, y cuya explicación ha sido debatida desde todos los ángulos, en muchos casos tratando de negar lo evidente: su conexión astrológica.
1.– La Estrella de Belén, origen del Cristianismo, es la culminación de una cosmología desarrollada en el Oriente Medio durante más de 5.000 años, en sus vertientes físico-material y espiritual, pues la astrología unificó todos los conocimientos. Esta meta de” gran unificación” aun no la ha conseguido la ciencia moderna en el plano físico, y rechaza por otra parte los planos espirituales porque se resisten a su medición.
Veamos, ante todo, el tan citado relato sobre la Estrella:
“Habiendo, pues, nacido Jesús en Belén de Judá, reinando Herodes, unos Magos vinieron de Oriente a Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el nacido Rey de los judíos? Porque nosotros hemos visto en Oriente su estrella, y venimos a adorarle”‘ (Mt. 2, 1 ss.)
En el original se dice “stellium “, y cualquiera con algún conocimiento de las antiguas lenguas latina, griega, etc. y con la astrología sabe que el término puede significar “astro, agrupación o constelación” de estrellas o de planetas. Hay que tener esto en cuenta porque toda la cultura, la vida pública y privada, la medicina, la religión, etc. de este tiempo estaba impregnada e interpretada en clave astrológica, que es el conocimiento universal. Recordemos también que nos hallamos en plena Historia, comienzos de nuestra Era, cuando Alejandría reúne en su gran Biblioteca y Archivo textos de toda la zona, viviendo entonces Doroteo de Sidón, Manilio…etc. cuyos textos se conservan aún hoy, y que hacia 150 E.C. Ptolomeo escribe su Tetrabiblos y demás obras, que ha servido de texto hasta el momento actual; éste cita continuamente las escuelas caldeas contemporáneas, y de ellas toma datos, tiempo a su vez en que todavía se sabía traducir la escritura cuneiforme, en pleno helenismo. Por tanto, el que unas noticias como el nacimiento y predicación de Jesús sean poco conocidos, no significa que sean míticos.
Astrológicamente el texto citado no ofrece dudas, son “magos o sabios” los que han llegado, por lo que dominan la ciencia del momento, que es la astrología, y el resto de conocimientos está integrado en ella. Para el territorio de Siria y Palestina el origen de toda cultura es Babilonia y su entorno. La propia costa fenicia es solo una avanzada, junto al Mediterráneo, donde pululan marinos y navegantes que se sirven de la astronomía para sus viajes, contribuyendo a su vez con sus propias observaciones y descubrimientos; de ahí la relevancia de los puertos de Sidón y Tiro, y que haya nombres como Marino de Tiro entre los contribuyentes al conocimiento geográfico.
2.– Eran, pues, de conocimiento común la influencia de los planetas, los Signos y sus regencias, los Aspectos planetarios y su valor de intensidad respectiva, etc. Hay horóscopos históricos desde 410 a. C. y tenemos incluso un caso teratológico del 21/05/-1114.
Están evaluados los Aspectos, el principal de ellos la Conjunción, base de todos los demás: Oposición, Cuadratura, Trígono, etc. en cuanto a importancia e influjo. En esta cosmología física/espiritual se mueven los humanos, y los astros influyen en su nacimiento y evolución. Obviamente, la primera pregunta que viene a la mente es: ¿Qué ocurrirá en la Naturaleza, y qué caracteres tendrá biológica o espiritualmente el nativo, cuando haya Conjunción de todos los planetas? La respuesta es también lógica: en lo físico, la formación o transformación total del Universo material, es decir, una creación o un cataclismo, y esta fue la conclusión de los filósofos griegos expresada por los estoicos: tal es el origen de los Apocalipsis, lo mismo que lo fue del Mundo, que se formó en el momento en que todos los planetas hicieron Conjunción en el grado 00 Aries origen del Zodíaco. Se destruirá igualmente ( cataclismos menores) cuando haya agrupación planetaria en cada una de las Cuadraturas de los elementos (fuego, tierra, aire yagua) y en la vertiente biológica ¿qué ocurrirá en la Humanidad, influida por los astros? Lógicamente habrá un nativo que “encarnará” los cielos, e iniciará un nuevo periodo para la Humanidad: el Mesías. Pero la coincidencia absoluta de los planetas es casi imposible, y por ello hay que optimizarla con el mayor número de planetas intervinientes.
3.– La dificultad de prever el momento de la Conjunción estaba en la inseguridad de calcular los periodos de los planetas, y la previsión de sus movimientos; Ptolomeo finalmente dio fórmulas para un cálculo más preciso, pero con grandes errores a largo plazo, por lo que era difícil establecer las posiciones planetarias para un futuro lejano, aunque acaso los babilonios habían logrado mayor precisión; ello no se consiguió siquiera después con las nuevas leyes de Kepler, pues éstas, aunque sencillas para un planeta aislado, son muy complicadas cuando el número de ellos aumenta a más de dos o tres cuerpos celestes.
Había al respecto, y se establecían con esta finalidad, los observatorios, que funcionaban durante un tiempo, y los caldeos tenían observaciones antiquísimas (de -2.259 para eclipses de Luna. según Simplicio) de posiciones planetarias (Aristóteles), relaciones que fueron aprovechadas luego por Ptolomeo y otros, pero en último término había que acudir a la observación directa, tampoco exenta de dificultades, ya que no siempre estaba despejado el cielo y en condiciones de observar los astros, por tanto había que interpolar para calcular sus movimientos. Sin embargo había Tablas o efemérides de tiempo antiguo tales como las de Amisaduqa (ca. -1.600) o las Listas del astrolabio (-1.100) y muchas otras, que se utilizaban corrientemente por los astrólogos al igual que hoy; y de hecho, los horóscopos históricos que poseemos provienen de ellas, con los errores e imprecisión de las mismas.
4.– En las condiciones antedichas las profecías sobre la conjunción mesiánica parece que vienen del tiempo de Abraham (ca. -2.015), el patriarca fundador del pueblo judío, que se hace nómada emigrando de Ur de Caldea; al menos así se han interpretado las frases bíblicas que aluden a una prole tan grande como “el número de las estrellas” del firmamento (Géno 12,3.v 15,5), acaso significando su influencia sobre la concepción y nacimiento humanos, o el regreso de las almas al cielo de las estrellas (Macrobio: Comento sueño de Escipión, de Cicerón) como se cree en estas fechas. En la época, Ur de Caldea es un gran centro cultural urbano en que se desarrolla todo tipo de conocimientos, también con los inconvenientes del hacinamiento, y acaso fue éste, y las enfermedades, contagios y epidemias consiguientes, lo que incitó ú obligó a Abraham a alejarse del lugar. Lo cierto es que las fechas en torno al -2.000 marcan un “acmé” en la cultura astrológica mesopotámica, al punto de hablarse de “caldeos” posteriormente con la significación de matemáticos o científicos. La fecha de la Gran Conjunción parece ir perfilándose a medida que transcurre el tiempo y se van encontrando nuevas fórmulas y observaciones para calcular más precisamente las posiciones planetarias” y así se cita a Miqueas (-735/-715):
“Y tú Belén, eres pequeña comparada con las otras ciudades de Judá, pero de ti me vendrá el que ha de ser dominador de Israel, engendrado desde el comienzo de los días de la eternidad” (Miq. 5,2).
que es el pasaje que los sacerdotes judíos aplican al ser interrogados por Herodes ante su temor de haberle nacido un rival. Cuando llegamos a tiempos de Augusto “el ambiente astrológico” los cálculos” etc. realizados seguramente por numerosos astrólogos anónimos, hacía que” se palpase en el ambiente” la encarnación del “stellium” en un nativo símbolo de esa Gran Conjunción. Los judíos por su parte” más próximo al centro cultural babilónico” y dado que se apuntaba a un nacimiento en la región de Palestina” se preocupaban más de su descubrimiento, tanto más cuanto que la profecía de Daniel (-615/-534) sobre las setenta semanas al cabo de las cuales llegaría el Mesías al pueblo judío (Dan. 9,1 ss. ) ya se habían cumplido. No es necesario recordar que Daniel había estudiado y prosperado en las escuelas babilónicas” y residía en Babilonia” con lo que estaba al tanto de sistemas astrológicos de predicción más avanzados. Por eso escudriñaban sus escrituras, más antiguas que la misma fundación de Roma, mientras que los romanos, de visión más política y en la cima de su poder , aparentemente despreciaban tales tradiciones judías.
5.- ¿Por qué el stellium ocurre el 1 de marzo del año -6 (7 a. C.) efectivamente y nadie vio señal alguna en el cielo? Porque uno de los componentes del mismo es el Sol que con sus rayos impedía observarlo en el momento mismo de la Gran Conjunción. Por eso solamente lo descubren y calculan los especialistas en el tema, los que dominaban las reglas astrológicas. El “pueblo” corriente é ignorante esperaba ver espectáculos celestes como los cometas o similares que anunciaran la llegada del Mesías. El cálculo del “stellium” se apoya en la doctrina de las Grandes Conjunciones (cronocratores” Júpiter y Saturno) propagada más tarde por Albumasar (787/886)” y conocida a través de éste por los cristianos, pero que ya era vieja a principios de la E.C. y utilizada universalmente.
En efecto, en cualquier sistema planetario” según las leyes físicas” el planeta de mayor masa y su período gobierna los períodos de los demás” y éstos han de adaptarse a él (la “armonía de las esferas”). En nuestro sistema” el gobernante es Júpiter” secundado por Saturno cuya masa también es considerable y” por ello” los períodos de ambos han de ser acordes para la coexistencia en el Sistema (5T de Júpiter = 2T de Saturno ). El resto de los planetas se hallan regidos por éstos, con períodos múltiplos o divisores del principal.
El primero en identificar esta Conjunción con la Estrella de Belén en tiempos modernos fue Kepler (De Iesu Christi vero anno natalitio 1606), si bien sus cálculos adolecen de la imprecisión de los datos de la época. Pero el procedimiento es el mismo que antiguamente: se empieza por hallar las conjunciones Júpiter-Saturno “los cronocratores” cuya duración se mantiene aproximadamente un año dentro de los orbes corrientes que se utilizan” y a ésta se van añadiendo los demás planetas hasta lograr el máximo de ellos incorporados, optimizando el resultado.
Para que la Conjunción sea efectiva, han de unirse a ella el Sol y la Luna, debido a su propia importancia:
“El Sol y la Luna, después de Dios, están en la vida de todos los vivientes. La natividad (horóscopo) de muchos, en efecto, no tiene hileg (dador de la vida), pero si el Sol y la Luna actúan mediante Aspecto benéfico sobre el Ascendente, se alargará su vida. (Hermes: Centiloquio, f)
Lo mismo dice Porfirio (Sobre la abstinencia) y lo precisa más Ibn Ridwan (988/1061) en sus Comentarios al “Tetrabiblos”:
“Las Conjunciones no pueden obrar con eficacia si las dos luminarias no intervienen, ya que éstas superan en influencia a los demás astros…La Conjunción y Oposición del Sol, si son eclípticas, tienen mayor energía que otras aplicaciones”
6.– La Gran Conjunción por tanto hay que optimizarla, puesto que, dado el número de componentes (planetas), es impensable dentro del tiempo histórico que todos ellos puedan coincidir en el mismo grado, y sus efectos dependen de su número realmente. Dado que está la Luna implicada, la culminación ocurrirá cuando ésta acabe incorporándose al grupo ya formado, de movimiento más lento; en tal caso, en el momento de su conjunción solar exacta.
En la fecha que tratamos, pero ya tradición mucho más antigua (incluso paleolítica), se tiene en cuenta el Horizonte y sus efectos: un astro tiene allí su máxima fuerza; por eso la Conjunción obrará especialmente allí donde en ese momento tenga el orto. Por tanto, aquel lugar donde, en el momento de incorporarse la Luna (lo cual es calculable) esté empezando a ascender el grupo en el Horizonte Oriental, será el lugar señalado para el nacimiento que buscamos.
Pero esta condición la comparten todos los lugares con ese mismo horizonte, y nos queda el precisar el.. más adecuado, para lo que intervienen otros factores tales como los dominios o gobierno de los Signos sobre las regiones geográficas y sobre los pueblos o grupos humanos, debido a su constitución gen ética é histórica y al propio microclima local. También en la época se conocían bien los gobiernos de las regiones, y Ptolomeo da una larga lista de ellas (Tetrabiblos 11.3). En este caso, dándose la Conjunción en Piscis, este será el Signo dominante, y lo hará sobre las regiones sintonizadas por él. También interviene por último la especial característica del grupo humano (lo mismo que en el horóscopo individual); según la astrología tradicional, Piscis representa los pueblos en constante peregrinación, y esta es una de las cualidades del pueblo judío.
7.– Una vez calculada la fecha de la Conjunción, se ha indagado si ésta puede haber sido la del nacimiento de Jesús en Belén, de acuerdo con los datos históricos contemporáneos que se conservan en los textos evangélicos y extraevangélicos. Por supuesto, que ya se sabe hace tiempo que el año primero propuesto por Dionisio el Exiguo (ca. 500/560 E.C.) como nacimiento de Jesús, es erróneo, pues Herodes, protagonista del episodio de los Inocentes murió, bien en el año 5 a.C. (Barnes) o bien en la primavera del año 4 a. C., con referencia a un eclipse de Luna en ese año, por lo que obviamente el nacimiento de Jesús fue anterior; tampoco hay que pensar que naciera 2 años antes, pues el rey habría tomado margen suficiente para que el nacido no pudiera eludir su eliminación, basándose en la fecha de aparición de la estrella que los magos le comunicaron.
Tampoco la fecha anual es la del 24 de diciembre, elegida para suplantar la romana del “Sol Invicto”, fecha astronómica del solsticio y comienzo de la ascensión solar, celebrada en el Imperio; entre otras discrepancias, no concuerda con el texto de San Lucas, que habla de unos pastores que guardaban de noche sus rebaños, pues en pleno invierno las ovejas eran recogidas bajo cubierto. En la Escuela de Alfonso X se mantuvo la fecha anual del 15 de marzo, comienzo de la primavera, concordante con la hallada aquí, pero ignoramos las fuentes de esa doctrina; posiblemente había aún entonces documentos que luego se han perdido.
PRECISANDO LA FECHA
8.– Para ajustar más la fecha, volvamos a los magos y sus cálculos, y su llegada a Jerusalén en busca del nativo de esa Conjunción. Se ha supuesto que habrían tardado 2 años en llegar (según la muerte de los Inocentes), pero no es obligado, entre otras razones, por ese “margen de seguridad” de su muerte. Tenemos que introducirnos en el sistema de levantamiento del horóscopo en las escuelas babilónicas: las Tablas eran poco precisas y hay que observar directamente el fenómeno, estorbado aquí por los rayos solares, con lo que han de anotarse las posiciones de los planetas antes de la Conjunción y después de ella, y hacer interpolaciones. Siguiendo nuestras Tablas actuales, los planetas más brillantes, Júpiter y Venus se ven salir de los rayos muy pronto (orbe 17° aproximadamente). Mercurio aquí no importa demasiado, ya que no forma parte del “stellium”, pero su visión es dificil, y hay que situarlo en todo caso.
La aplicación de los planetas al momento de la Conjunción se pudo observar tiempo antes, pero la disgregación debió ajustarse más, ya que, si se tenia la intención de buscar al nativo en su lugar de nacimiento, convenía hacerlo cuanto antes, pues había muchas tribus o familias nómadas en la región, o incluso no siéndolo, podían entretanto cambiar de domicilio.
Las observaciones posteriores al evento pudieron durar, para Venus a partir de finales de marzo, y para Júpiter y Saturno a principios de abril, dependiendo el plazo adicional del número que se hicieran, que podrían añadir otros 15 días, según el estado del cielo. Con ello estamos a finales de abril. Si añadimos otros cálculos complementarios y la preparación de un viaje de 1500 Km. en caravanas normales, los magos llegarían a Jerusalén hacia principios de julio.
La visita a Jerusalén, aparte de las cortesías con las autoridades, tenía por objeto ver el acta de nacimiento del nativo: en efecto, éste era inscrito en el registro del templo, y en sus archivos estaban los nacidos en esas fechas. Según refiere el evangelio, nació en Belén, y allá se dirigieron los magos; quizá en el registro no figuraba la hora de nacimiento, dato importante que solamente podía ser requerido de sus padres. Tales circunstancias también se reflejan en el texto. El hecho de permanecer en Belén, pese su residencia habitual de Nazaret, se explica, entre otras circunstancias, porque los varones debían ser presentados en el templo, y la madre guardar la “impureza legal” de parto al menos durante 40 días (Levo 12), por lo que antes de tal fecha no hubieran podido moverse.
Pero busquemos confirmación más precisa: cuando los magos emprenden el viaje a Belén, de madrugada desde Jerusalén, dado el calor de la estación, ven la “estrella” parada (el que “se paró sobre donde estaba el niño” parece un añadido “maravilloso” del copista) más bien lo que quedaba de ella (Conjunción Júpiter-Saturno), y era estacionaria, y ello ocurre entre el 7 y 17 de julio del año 7 a. C.
EL C-60 EN LA CARTA ASTRAL DE JESÚS
9.– Podemos completar la historia aplicando el sistema del ciclo de 60 años (T = 58,26 a.) sobre el horóscopo actual, y ver si coinciden las crisis del nativo con su biografía, tal como lo describe el Evangelio.
En tal sentido, vemos una fuerte crisis a los 2 años, tiempo probable de su exilio en tierras egipcias, como secuelas del cambio climático, o de enfermedades propias de la infancia; el valor es muy alto y los antiguos astrólogos quizá hubieran dado al nativo por inviable y dicho punto critico, inmediato al Ascendente, como causa de su fallecimiento; pero su constitución gen ética lo salvó y sin duda tuvo una vida sana hasta llegar al periodo histórico de su vida pública, ya que no tiene otros puntos críticos de valor superior a éstos.
Ya próximo a su historia pública, (“tenía unos 30 años cuando empezó su predicación” Lc. 3,23, otoño del año 25) sufre una primera crisis, en que se implica su concepto de la religión instituida y su renovación ( conjunción Júpiter y Urano) que servirá de fundamento a su vida pública, que viene al año siguiente, su gran crisis a los 31 años (Sol, Luna, Saturno, Plutón) donde están implicados sus padres, y con ello su huída del hogar . La transformación es tan profunda que, durante su predicación, van a buscarlo para reintegrarlo al hogar, pues “creían que estaba fuera de sí”(Mc. 3,21: Jn.W,) y había perdido el juicio, y algo similar refiere Mt. 12,46 y sin ópticos; acaso la razón se vinculara a la muerte del padre, pues su figura no aparece en su vida pública, pareciendo ya viuda su madre.
Su figura es de máxima fama y controversia, y es esta la causa final de su muerte, aunque ésta ocurra más tarde, al transitar el vector sobre la posición radical de Marte, que indica la clase de muerte sufrida, a los 33 años recién cumplidos (1 de marzo del año 27 E.C.).
La fecha ha sido discutida respecto a otras posibles (las de “sábado grande” en el calendario judío ), siendo esta la más corta. Sin embargo concuerda bien con otros datos históricos como los indicados en Juan 2,20:
“Cuarenta y seis años se han empleado en edificar este templo…etc. ” lo que nos lleva al año 27, pues el episodio ocurre poco antes de la pasión; e igualmente concuerda con la celebración de la fiesta de la Dedicación de Juan 10,22 en que ésta coincidió con el solsticio de invierno, y los comentarios que suscita. ”
¿CONOCÍA JESÚS SU DESTINO?
10.– ¿Conoció Jesús su destino astrológicamente además de intuitiva o espiritualmente? Ciertos datos apuntan en esa dirección: sin duda conocía la visita de los magos, puesto que su madre “guardaba estas cosas en su corazón (mente, memoria)”; y ¿qué hombre no sentiría curiosidad por ello en tales circunstancias? A partir de su visita a “tierras de Sidón” (Mt. 15,21; Mc. 7,24) empiezan sus advertencias sobre su propio destino: Mt. 25,45; 26,24; 26,54; Mc. 14,19; 14,36; etc. y hay que recordar que es en Sidón donde hay una importante escuela astrológica con la figura bien conocida y textos de Doroteo, quien incluso nos da un horóscopo del año – 7, y todo ello da que pensar . En cualquier caso, el razonamiento y la intuición son complementarios, y el plano espiritual abarca también el plano racional, cooperantes ambos de la verdad final.
*Demetrio Santos es el autor de este artículo cuyas bases publicó en 1976, en su obra en dos tomos Investigaciones sobre Astrología, una auténtica fuente de erudición imprescindible para quien quiera saber de qué va realmente la Astrología y sus relaciones con otras parcelas del saber. Reeditados por Vicente Cassanya en 1999 bajo su sello Ciclos del Cosmos, se pueden conseguir ambos tomos a través del mail info@cassanya.com